Turismo 21 julio, 2020
Río Uruguay; de los caracoles, de los pájaros, de las vueltas, río del urú, río principal, río de las diversas definiciones etimológicas. Nuestro río. Escenario y propulsor de todo tipo de emprendimiento, de todos los tiempos, entre ellos nuestro querido «Balneario San José». Como recurso clave para el desarrollo turístico de la ciudad nos es grato reivindicar su historia, para que todas y todos entendamos cuan importante es respetarlo, cuidarlo y garantizar el goce de éste espacio para las generaciones venideras y así arrancamos…
Los orígenes del Balneario remotan al 1855, cuando el Gral Urquiza compró a Don Jorge Espiro los terrenos aledaños a la costa del río. Bajo testimonio escrito allá por el 1872 se obra constancia de la sucesión de éstos a favor de Doña Reyna Delerze de Crepy, quien heredó a sus sucesores esos terrenos en los cuales, a cargo de José Alfonso casado con Josefina Micheloud, se construye una casona colonial rodeada de árboles. Para aquel entonces, las personas de paso que querían llegar a la costa en tardes de verano, debían cruzar estos campos y provocaban la incomodidad de la familia, que era muy reservada.
Dedicados al lavado de piedra destinada a la construcción se instaló la cantera, con esta actividad quedaba en la costa gran cantidad de arena, la orilla fue mejorando y de allí aflora la idea de crear una pequeña playa. Motivados por el surgimiento de este espacio, desde el año 1935 ya se comienzan a adquirir parcelas en la zona balnearia.
Los bañistas de aquel entonces eran pudorosos y cuidadosos con sus vestimentas, los trajes de baño se convirtieron en un conjunto de moda, aunque muy conservadores tanto en mujeres y hombres.
La pesca era una práctica muy común y el paso a las islas una gran aventura que al regreso los curiosos escuchaban las anécdotas de los pescadores.
Como vemos, nuestro río atesoró cientos de tradiciones que aún perduran en el tiempo, y entre ellas: la bendición de las aguas, acontecida por primera vez en el año 1946 con el fin de darle inicio a la temporada veraniega.
Pasaron los años y la fisonomía de la costa se fue modificando, en 1962 los hermanos Salvia adquieren varias hectáreas para armar su cantera y así se originan inmensos montículos de arena gruesa y amarilla. Ocho años más tarde, la zona se vio favorecida, por la colocación de energía eléctrica propulsada por esta misma familia.
Con este servicio, las familias multiplicaron sus paseos al lugar y extendieron el tiempo de recreación a la jornada completa.
El 5 de octubre de 1988 la empresa Salvia vende su terreno sobre el rio, al municipio de San José, de esta manera nuestro Balneario adquiere las dimensiones que hoy en día se conocen.
Claro que la creciente afluencia de personas demandó otras prestaciones en el lugar, y ante la carencia de hoteles en la ciudad, el intendente Don Antonio Antelo solicitó a los propietarios de las casillas que las reformen y mejoren para poder así alquilarla a visitantes, con motivo de mejorar su experiencia y comodidades durante su estadía.
El constante crecimiento de la zona fue un indicador que se deberían sentar bases firmes en el ordenamiento del Balneario, es así que en el año 1978 se inaugura la oficina de control, que actualmente funciona como administración e informes turísticos.
Ese mismo año se realiza la primer FIESTA DEL CAMPAMENTISTA la cual, en sus inicios, tenía una fecha móvil. Al pasar los años se estableció que sería durante el mes de enero. Fiesta que perdura, se revitaliza año a año y promueve la integración de locales y visitantes en un ambiente festivo y familiar.
La distribución actual de los espacios e infraestructura fue organizada entre los años 1991-1995, en esos años se extendió la zona de picnic, mesas, bancos de cemento, construcción de parrillas, colocación de juegos infantiles, instalación de la torre de bañeros y el edificio donde hoy en día funciona el supermercado.
A partir del año 1995 la afluencia turística a nuestro balneario comenzó a incrementarse. Junto con esto, también se sumaron nuevas necesidades y oportunidades como lo fueron el surgimiento de diversos alojamientos temporales, aumento de servicios y el inicio del cobro de entradas; ingreso que garantiza el mantenimiento del lugar en óptimas condiciones durante todo el año para maravillar a cada visitante que por aquí pasa.
El Balneario San José ha sido y es sede y testigo de la construcción de la identidad de la comunidad sanjosesina. Forma parte su conformación histórica, de su desarrollo social e integral y de un espacio que garantiza la conservación de la biodiversidad regional a las generaciones venideras.
No se puede pensar turismo si no se conocen y toman en consideración las actitudes, necesidades y el impacto de éste en la población local. Un fenómeno que el de los pájaros, nuestro río, ha sabido acobijar.